No me conquistes: soy un castillo derruido.
No encontrarás la puerta: cayeron todas ya.
No hay gozne, ni bisagra: se las llevaron las chacalas
(o las tiré yo, por falta de quicios donde incrustarlas).

Ya no duele (casi) nada: el dolor requiere agarre,

una llaga donde hurgar, una grieta en el muro,
y aquí no hay más que escombros.
[y alguna que otra caca de perro]

Y sin embargo.

Llevo ya tanto año mascando este polvo
que he aprendido, mirando lentamente,
que abonar un descampado con diamantes
lo deja yermo.

De los diamantes no nace nada.
De la mierda, nacen flores.
Y puertas.

Abiertas.

0 comentarios: